Puedes suscribirte a El Guerrillero en Spotify, Apple Podcasts, iVoox, o en tu reproductor de podcasts favorito.
Víctor: “Y el 12 de Mayo del 76 llegan a la casa donde estaba mi padre. Lo detienen no muy convencidos.”
Víctor: “A mi padre lo golpean mucho, pero como te digo no hay una prueba fehaciente…”
Vicky: “Eso nosotros lo supimos dos días después. Lo supimos el 14 de Mayo.”
Víctor: “Entonces me va a buscar el embajador sueco a casa, me saca ahí… Me dice ‘no me sueltes la mano’.”
Víctor: “En febrero del 77, la Juventud Comunista me da una orden, entre comillas, y me dicen ‘mira, vas a viajar a Ginebra a presentar testimonio ante la Asamblea General de Naciones Unidas.”
Almudena: «¿Y qué os contestaban cuando preguntabais a las autoridades, qué os decían?»
Vicky: «La negación.”
Víctor: “Internamente yo empiezo a decirme que los estudios para mí no… Que la parte pacífica no era como lo mío, no…”
Víctor: “Un día voy a visitar a mi madre, grandes discusiones, porque ya empezaban a aparecer… Había un grupo, un comando Manuel Rodríguez.”
Víctor: ”Yo estoy en lo mío, yo sé lo que quiero. Ingreso, y cuando voy a entrar a mi piececita, que era muy pequeña, me impiden entrar. Me impiden y yo… ‘Oye, qué pasa’. ‘Dame un segundo’, el dueño de la casa, ‘espérate un segundo’. Y de pronto me dice “ahhh”, y abre la puerta y veo mi cama llena de relojes, cables… Y yo quedo así y entiendo inmediatamente, me largo a reír y le digo ‘mmmm, así que economista, ¿eh? (Risas) Y es ahí como ingreso en este comando Manuel Rodríguez.”
EL GUERRILLERO, UN PODCAST DE ALMUDENA ARIZA Y YES WE CAST.
EPISODIO 3: EL FRENTE
Almudena: “Tercer día.»
Víctor: «14 de Diciembre de 1983. Chile queda a oscuras.”
Comunicado Frente Manuel Rodríguez: «La dirección nacional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez se dirige al país. Hermanos, nuestra paciencia se está agotando. ¿Hasta cuándo hemos de seguir soportando esta miseria a la cual se nos pretende condenar? ¿Hasta cuándo hambre, tanta… y tanta pobreza? ¿Hasta cuándo tendremos que vivir así los más, mientras unos pocos se apropian de los bienes nacionales, se compran propiedades y se construyen fastuosas mansiones…?
El Frente Patriótico Manuel Rodríguez, la organización armada en la que Víctor había ingresado, comete su primera acción ese 14 de Diciembre de 1983. La voladura de doce torres de alta tensión, que deja sin luz a la parte central de Chile. Poco después, publican su manifiesto fundacional.
Víctor: “Lo único que se pide es libertad, que se pare con la represión, que es brutal. Sigue siendo un poco soterrada, pero es brutal la represión que existe en esas épocas. Nuestro accionar comienza a ser muy justo, porque se delimita que el enemigo es uno solo. Es decir, si al pueblo se le ataca con balas no se puede responder con consignas. Y se hizo carne en nosotros, y empezamos a hacer cosas muy audaces. Porque no todo el mundo tenía preparación, no todos. El caso mío era excepcional.”
Almudena: “Que tenías, que pasar algún tipo de prueba o tenías que… Qué buscaban?»
Víctor: «Es que yo, es que yo, no… Que al principio… Este jefe que vamos a… su nombre era Javier, que era Ignacio Valenzuela. Javier me dice “por qué tú quieres entrar”. Y yo le digo, “porque creo que es lo más justo”. “Sí pero, es que nosotros tenemos experiencia”. Sin duda. “¿Alguien puede corroborar…” No, si no tengo nada para contarte. “Entonces no nos sirves”. Vale, yo no tengo que andar contando lo que yo sé hacer, pero si me pasan un tanque yo creo que te lo puedo manejar, si quieres saber más cosas… Y se quedó… Y me dice, “¿en serio?”
La primera prueba de Víctor consiste en limpiar y poner a punto un cargamento de armas del Partido Comunista que llevaba 10 años bajo tierra. Cuando recuperan el botín, no es exactamente lo que esperaban.
Víctor: “Que supuestamente había 500 AK, y llegaron con tres, pero tres deshaciéndose casi.»
Almudena: «¿Ese era el entierro?”
Eso era todo. Y la voladura de las torres eléctricas se preparó de forma, digamos, bastante casera.
Víctor: “Hay anécdotas… Antes de ese 14 de Diciembre en ir… Probar mechas, buscar un transformador, equivocarse con él. Poner una mecha que no teníamos idea, el uso de explosivos es complicado.»
Almudena: «Erais un poco chapucillas al principio.»
Víctor: «Claro. Entonces, ¿cuánto dijeron, que el metro de mecha dura un minuto o un segundo? Si es un segundo estamos perdidos (risas). Entonces pongamos diez metros, que son diez segundos de… De vuelo, diríamos. Uno fue aprendiendo… Fuimos muy autodidactas, en ese sentido. Y queda demostrado en una, digamos en la primera acción de mucha audacia, porque era ir a lanzarles una carga explosiva al cuartel de la Brigada Antiexplosivos de la Central Nacional de Informaciones, que era la policía de Pinochet.”
Noche del 24 de Diciembre de 1983. Chile se dispone a celebrar la Nochebuena, las familias están reunidas en las casas y todo está muy tranquilo. Es justo el momento en que nadie espera que pueda ocurrir un atentado.
Víctor: “Estaba el chofer, Pepe, en un taxi obviamente que habíamos robado, horas previas. Estaba Javier, Ignacio Valenzuela, de copiloto con una subametralladora. Y atrás estaba Christian, que era el que tenía que lanzar la carga explosiva, y estaba yo con uno de esos AK que había rescatado.»
Almudena: «Uno viejo.»
Víctor: «Viejísimo. El plan era: Llegamos, nos bajamos. Cada uno sabía su misión. Mi misión era disparar al portón de entrada, a la puerta de entrada mientras Christian encendía una gran carga explosiva y se la lanzaba por encima. Y nosotros pensábamos que íbamos a tener resistencia. Y ese fue el primer momento en que en lo personal me di cuenta de que algo no funcionaba con nuestro enemigo. Es decir, nos vieron llegar y no hubo respuesta. Christian, el que tenía que lanzar la carga, como sintió igual que salieron que hubo balazos, no hizo nada, se quedó petrificado y no podíamos quedarnos ahí. Huimos.»
Almudena: «¿O sea, no hubo lanzamiento de carga? ¿Porque el compañero se quedó…?»
Víctor: «Claro, el quedó… pfff…. Se paralizó.»
Almudena: «¿Por miedo o por qué?»
Víctor: «Por miedo.”
Almudena: “¿Y no os disparan?”
Víctor: «¡No, nada! Nada. Extrañamente, salimos nosotros como si saliera todo el ejército chileno detrás nuestro y no pasó nada. Cada uno tenía que partir a su familia. Esto fue a las 10 de la noche.»
Víctor: «¿Tú volvías a casa de tu madre?»
Víctor: «No, esa noche no volvía a casa de mi madre. Tenía una invitación en la casa de quien iba a ser en ese momento la madre de mis hijos.»
Almudena: «¿Y le contaste lo que habías hecho?»
Víctor: «No, no. Pero no fue muy simpático porque obviamente la cena familiar era a las 10 de la noche y yo a las 10 de la noche estaba haciendo lo otro.»
Almudena: «O sea, fuiste a la cena de Nochebuena después de haber estado disparando.»
Víctor: «Yo fui con una cara de no he hecho nada y aguando la fiesta, porque la cena familiar no empezaba y…»
Almudena: «Y te decían, ‘te estás retrasando’.»
Víctor: «Era a las 10 de la noche, y yo a las 10 de la noche estaba bastante lejos. Yo debo haber llegado cerca de la… Medianoche.”
Víctor nos dice que nunca supo si había alguien dentro del cuartel al que disparó. Si hubo algún herido, algún fallecido, si sus acciones dañaron a alguien.
Almudena: “¿Y no te ha quedado en la conciencia esa necesidad de saber?»
Víctor: «No. No. Nunca… Nunca he tenido remordimiento de conciencia. Creo que era justo lo que yo tenía que hacer.”
Almudena: «Pero claro, te pones a pensar también y al final eran escoltas, eran vigilantes… El grado de implicación, digamos, o eso no…»
Víctor: «No, yo sin duda, yo sin duda, o sea, creo que… Que cada uno escogió el lugar donde estaba. Es decir, ellos eligieron ser militares. Ellos eligieron estar en una policía secreta. Ellos eligieron reprimir a un pueblo. Fue una elección de ellos. Es decir, yo… Lógico que eran mi enemigo. Porque ellos me hicieron sentir así. Yo nunca hubiese querido tomar las armas. Pero nos obligaron. Entonces, yo no podía pensar que estaba quitándole la vida a alguien normal, aunque tuviera hijos. Porque no eran normales, eran asesinos. Sobre lo mismo, decidimos volver una semana después.»
Almudena: «¿A hacer lo mismo?»
Víctor: «La noche de Año Nuevo, a hacer lo mismo, pero esta vez, el mismo equipo, una semana después.»
Almudena: «¿Y qué pasó entonces?»
Víctor: «Lo mismo, con la única diferencia de que la carga sí… Nadie disparó, ¿eh? Nadie nos respondió. Sí sentimos el… La detonación de lo que habíamos lanzado. Obviamente también llegué atrasado…»
Almudena: «A la cena de Nochevieja.»
Víctor: «A la cena de Nochebuena. La que iba a ser mi suegra en aquella época me empezó a odiar. Ya me había odiado una semana antes, y ahí empezó a odiarme para siempre.”
El Frente Patriótico Manuel Rodríguez comienza sus actividades de ataques y propaganda. Una de sus primeras misiones es dar a conocer públicamente su manifiesto y para ello deciden convocar a la prensa.
Víctor: “Y lo más triste fue que no llegó nadie. Y después nos enteramos que, que los periodistas, los cuales se les había enviado eso, pensaron que era una trampa de la CNI, de la Policía Secreta de Pinochet.”
Se organizan, forman combatientes. Comienzan a realizar sabotajes, secuestros, toman emisoras de radio, atacan comisarías…
Víctor: “Es decir, el accionar del Frente se empieza a asentir en Valparaíso, muy fuertemente en Concepción. Es decir, empieza a estar en la boca de todo el mundo, empieza a aparecer en los periódicos el Frente Terrorista Manuel Rodríguez.”
Según Víctor, la dictadura se esfuerza en ocultar estos atentados.
Víctor: “Hay acciones como el secuestro de un carabinero, se empezó a especializar un grupo nuestro que se llamaba destacamento, que hacía este tipo de operaciones, se tomó un tren. Todo esto en el lapso, en los primeros seis meses del 84…”
Víctor habla con total naturalidad de estas acciones, de sus experiencias en los atentados. Como quien cuenta anécdotas de sus anteriores trabajos, de sus viajes cotidianos. Como si todo lo que vivió durante esos años fuera una vida normal, como cualquiera de las nuestras. No hay arrepentimiento. Hay orgullo, que se eleva aún más al hablar del líder del Frente.
Víctor: “Raúl Pelegrín Friedmann. Una persona de mi edad. Visionario, formado militarmente en Cuba. Conocido como Rodrigo, o muchos otros como el Comandante José Miguel, pero eso se lo inventaron después. La gran sorpresa fue para mí que yo lo conocía de La Habana y encontrármelo ahí. Y mi jefe, Javier, Ignacio Valenzuela, me decía ‘va a venir el jefe, va a venir el comandante’. Y claro, cuando yo lo veo me sentí muy tranquilo de saber porque yo conocía su curriculum. Para él fue una sorpresa enorme verme ahí, pero ninguno de los dos dijo nada. Pero ese momento es significativo, esto es Enero del 84, porque me doy cuenta en lo personal que aparte estábamos dirigidos por alguien a quien yo conocía y que era una persona muy seria. Muy claro políticamente, tenía un don de mando natural. Lo que nosotros no sabemos como grupo es que una de las prioridades es que una de las prioridades que se había planteado en el nacimiento del Frente, nuestro jefe, Rodrigo, conocido como José Miguel posteriormente, era castigar a Pinochet directamente.”
Almudena: “¿Tú participas en algún ataque más?”
Víctor: «Sí, ya estoy especializado, tengo un poco más de experiencia en cuanto a eso, y se me elige para ir a atacar el Batallón de Inteligencia del Ejército donde está…”
El Frente Manuel Rodríguez diseña una operación para lanzar una bomba contra este cuartel cercano a la Alameda, la avenida principal de Santiago, en Junio de 1984. Víctor participa como escolta de la comitiva, pero el mal estado de las armas le juega una mala pasada cuando se enfrenta a un centinela.
Víctor: “Entonces en ese momento el tipo sale así, ¡aaah! Y yo hago ‘clic’ y se me cae el cargador. Y lo miro igual que los dibujitos animados, lo miro como diciendo ‘ups’. Y ahí “papapatatata”. Y escucho que mi jefe dice ‘me dieron, me dieron’, y yo le digo ‘tranquilo, tranquilo, a mí también’. Porque yo sentí dos pinchazos, pero…”
De nuevo, sorprende la naturalidad de Víctor al contarnos que en esta acción recibe un balazo en una pierna. Tras huir, solicita asistencia médica en un piso clandestino de la organización. Cuando consigue volver a su casa, descubre que el intento de atentado no ha pasado desapercibido.
Víctor: “Eso sí salió en la televisión. Fue un poco llamativo, por la audacia, mucha gente, yo no me percaté, pero mucha gente había sido testigo, en los buses, mucha gente que iba a su trabajo, tenía mucha repercusión, por lo tanto el… La dictadura puso todo su empeño en encontrar. Y tres días después, caen en la clínica clandestina, la casa, ellos le pusieron clínica clandestina. Asesinan esa noche a cinco personas. Matan a Juan Manuel Vara Silva, Anita Delgado…”
Víctor sabe que la Policía le busca. No conocen la dirección de su casa, pero sí el barrio. Y el detalle importante de que está herido en la pierna. Buscan a alguien que no camina bien. Junto a él, en peligro, la novia que le esperó en Nochebuena y Nochevieja, embarazada entonces de seis meses.
Víctor: “Y desde ese día que tuve que pasar a la clandestinidad. 3 de Julio de 1984.»
Almudena: «¿Y eso qué implica, que ya no vas a ver a tu mujer en mucho tiempo…?»
Víctor: «Eso implica que ya no voy a volver a ver a mi familia, que ya no me voy a llamar como me llamaba.”
Víctor Díaz Caro pasa a ser Aníbal Rodríguez Rodríguez. La historia familiar se repite.
Almudena: “¿Y cómo empieza a ser esos días tu relación con la familia, a tu madre ya no la ves, a tus hermanas tampoco…? ¿Cómo te comunicas con tu mujer, la hemos dejado embarazada de seis meses…?”
Víctor: «Es que ya no hay más contacto. Con mis hermanas y mi madre en especial, producto de que ellas eran muy críticas respecto al accionar armado. Es decir, no era mi preocupación si alguien que no me apoyaba, si no apoyaba esa lucha armada que era justa, yo les respetaba lo de ellos y yo sentía como que no existía un respeto, por lo tanto de verdad que no me preocupaba comunicarme con mi madre y mis hermanas. Puede sonar muy duro, pero así lo sentía en ese momento.”
Vicky: «Nosotros no buscábamos venganza, fue una lucha, si se quiere, dentro de lo que se llama no violencia activa sin haberlo buscado. Pero nosotros nos mantuvimos siempre… esa fue nuestra arma de lucha, la pancarta. Con Víctor hemos ido conversando, porque estos procesos que uno como que los va madurando. Vamos cambiando también, ¿no? Él me recuerda a veces cosas que yo le habría dicho… Si así fue… Bueno, formó parte no más de esa época. Nosotros siempre nos hemos respetado.”
Víctor: “Y en el caso de la futura madre, yo sabía que la había dejado de seis meses, más o menos calculaba en qué fecha, y en ese momento sí llamé a casa, pero a mi casa, la de mi madre y mis hermanas. Y una de mis hermanas me dice, yo haciéndome pasar por cualquiera, yo no llamaba como su hermano, yo era… ‘Buenas tardes señora, mire, usted sabe, usted conoce a tal persona…’ Era como un vendedor… Y me dice ‘estoy tan contenta’, y digo ‘ah, por qué’, ‘fui tía, hace tres días que fui tía de un niñito’, ‘ah, qué bien’… Así me enteré tres días después de que había sido padre y que tenía ganas de conocer a mi hijo. Para lo cual tuve que esperar un par de meses en que la organización me autorizara a poder verlo, cosa que pude hacer para la Navidad del 84, cuando mi hijo tiene dos meses, casi tres meses.»
Almudena: «Eso fue duro.»
Víctor: «Fue lindo, fue hermoso compartir tres o cuatro días con ellos.”
Este fue el último encuentro familiar en los siguientes dos años.
En Enero de 1985, el Frente saca a Víctor de Chile y lo destina a diferentes puntos de las fronteras del país con Argentina, Perú o Bolivia. Su misión era faciitar los desplazamientos de armas y combatientes. Un trabajo que desarrolla durante más de un año. La agrupación continúa con sus acciones, elevando su intensidad. Víctor vuelve a Santiago en 1986.
Víctor: “Entonces, ya el año 86 hay acciones ya cada vez más espectaculares, pero también con muertos de nuestra parte… Hasta que de pronto a fines de Agosto, el 27… Sí. Me dan un punto, un lugar donde voy al encuentro de alguien y me dice, alguien que yo conocía mucho, con el cual habíamos trabajado muchas veces, me dice ‘mira, vamos a ir a otro lugar y ahí te van a plantear una misión’. Y me encuentro con alguien que yo conocía, Ernesto. José Joaquín Valenzuela Levy.”
Uno de los líderes del Frente.
Víctor: “Y me dice… Hermano, esto es muy simple. Tú vas a una operación en la que hay un cinco por ciento de posibilidades de salir con vida. Y mi respuesta fue “por supuesto”. Y me dice entonces ‘si puedes, si tienes la posibilidad, trata de despedirte de tus seres queridos, porque hoy en la noche, en tal lugar se te recoge’. Yo no tenía mucho por donde ir, pero fui donde sabía que, suponía, pero tenía la certeza que estaba el jardín infantil donde estaba mi hijo. Fui, merodeé un poco, dije ‘no voy a merodear mucho porque puede ser peligroso’. No hice mucho más. Y por la noche ya me recogen.»
Almudena: «O sea, no te despediste de tu hijo, sólo de nadie.»
Víctor: «De nadie, ¿de quién me iba a despedir?”
Y Víctor no se despidió de nadie, a pesar de que iba a hacer algo que implicaba casi una muerte segura. Si lo hacía, solo tendría un 5% de posibilidades de salir con vida.
El Guerrillero, un podcast de Almudena Ariza y Yes We Cast.
Investigación y locución: Almudena Ariza.
Guión: Francisco Izuzquiza.
Diseño sonoro: Alberto Espinosa.
Verificación de datos: Rodolfo Ibarra.
Sintonía del podcast: David Burgos y Luciano Branca.
Identidad gráfica: Rubén Galgo.
Locuciones: Carlos Serrano.